jueves, 29 de mayo de 2014

Inteligencia emocional y liderazgo

Es claro que una característica del lider es la combinación de múltiples habilidades interpersonales.  Hace unos días estuve haciendo una presentación de habilidades y haciendo una revisión de las habilidades que los asistentes estarían interesados en desarrollar, una de las que más causó interés fue la de inteligencia emocional, motivo por el cual me animé a escribir algo sobre el tema en esta columna.

Los especialistas han hecho muchos estudios acerca del cerebro humano y yo diría que la única conclusión completamente válida es que el cerebro humano es maravilloso. Dentro de estos estudios se ha identificado que el cerebro humano puede ser dividido en  el sistema reptiliano, sistema emocional y sistema racional, así como que el hemisferio izquierdo controla la lógica, mientras que el derecho representa el lado creativo. En el tema de inteligencia emocional propiamente el libro de Daniel Goleman es quizás el libro más representativo utilizado en escuelas de educación, administración y psicología.

El hecho es que estos estudios permiten también afirmar que en general la emoción le gana a la razón. La historia nos presenta muchos casos en que este hecho lleva a resultados desafortunados.  Por ejemplo un padre que cuando llega a su casa escucha ruido, él está convencido que su hija está en casa de una amiga porque le pidió permiso en la mañana, así que asume que algún ladrón ha ingresado a su casa y toma su arma, la hija sale de repente queriendo darle una sorpresa y el padre sin pensarlo le dispara quitándole la vida. De manera similar en  muchas ocasiones decimos o hacemos cosas sin haberlas pensado previamente llevados por la emoción y posteriormente nos arrepentimos.

Imaginen un jefe que llega a su oficina luego de haber tenido una fuerte discusión con su esposa el fin de semana. ¿Al llegar a la oficina el día lunes estará de buen ánimo para recibir quejas?  Si se deja llevar por la emoción podría  llevarlo a deteriorar la motivación del equipo. Por supuesto que bajo esas circunstancias puede ser difícil controlar nuestras emociones, pero el poder controlar nuestras emociones es en definitiva una característica que puede hacer la diferencia, y el primer paso para ello es tomar conciencia de ellas. A partir de esto podremos realizar algunas acciones que nos permitan reaccionar de manera diferente ante situaciones específicas. 

Sin embargo en los casos en que llevados por la emoción hayamos dicho o hecho algo que posteriormente el cerebro pensante haya identificado como equivocado, mi sugerencia es simplemente reconocerlo y si fuera necesario disculparse con los afectados. Esto nos ayudará a tomar conciencia de las emociones y a mejorar las relaciones con los otros miembros del equipo. 

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